La tendencia de quejarnos o culpar a los demás es un bucle sin salida. Y el mundo va a seguir girando aunque nosotros perdamos la concentración y dejemos de estar atentos. La vida bien podría ser un conjunto de Wods.
Si en nuestro entreno del día sabemos que no lo estamos haciendo bien ¿a qué viene esa mala cara? Reconocer nuestros errores con actitud positiva y buen talante es el mejor síntoma de fortalecimiento emocional.
Todo siempre es mejorable, por eso os queremos recordar algunas de esas acciones que obviamos o que no tenemos tanto en cuenta, pensando que no afectan, que no nos afectan. Sin embargo, no solo nos afectan sino que contribuyen a que nuestro WOD se convierta en la peor de las pesadillas y de ahí a que perdamos el optimismo. Pese a todo, ponerle buena cara a un día imperfecto es también un entrenamiento, aunque este de responsabilidad.
Y es que no hay mala suerte, lo que hay son excusas.
Si empiezas sin calentar la liarás
Es muy importante que pongas tu corazón en movimiento. ¿Eres de los que fríen un huevo desde el sofá o por el contrario te colocas el delantal y preparas todo en la cocina? ¡Entonces! Estimula todo tu cuerpo antes de comenzar. Activa todos tus músculos y haz latir tu corazón antes de tu trabajo del día. Tu motivación ira in crescendo, así como tu concentración. Es fundamental para un buen desarrollo y además evitarás lesiones.
El que mucho abarca poco aprieta
Aprende hacer una sentadilla buena y ya habrás hecho más que el que hace dos malas. A mayor técnica mayor resistencia y no al revés. Sé ordenado, si saltas, salta, mientras no sea la técnica, ¡esa no te la saltes! Si cambias el orden, sí se alterará el resultado. Una regla importante e inteligente es lo que tú puedes soportar, esa es la regla. En la vida sucede igual, nos hemos acostumbrado a la inmediatez. Demasiados compromisos, demasiados síes, demasiado quererlo todo ya. Mejor mide tus fuerzas para atender con mimo el tema que tengas entre manos.
Porque yo lo valgo
Algo estás haciendo mal cuando tu entrenador te dice -A- y tu haces -B+C-. Sé honesto; cumple y completa el plan. Sé lo que estás pensando, pero si él te lleva por ahí, quizá sea porque ese circuito es el que tienes que recorrer para llegar hasta donde quieres llegar. De ahí que el coach sea él y no tú. Lo que me recuerda un refrán español que seguro conoces: “Cuando seas padre, comerás huevos.”
Cambia un “pero” por una “y”
Y acepta tus emociones como vengan.
Y haz cosas independientemente de tu estado de ánimo.
Y no olvides lo fundamental; no es lo que te pasa sino el cómo lo afrontas.
Y haz eso que quieres hacer y no has hecho.
Y si crees que te falta algún músculo por entrenar prueba con el Cigomático. Sí, ese mismo, el que eleva la comisura de los labios. Sonríe.
No eres el conejito de Duracell
¡Para! Si el WOD es el trabajo del día, respetar las horas de sueño y descansar es el trabajo de la noche. Sé tú tu propio entrenador y haz tu trabajo. El trabajo de recuperarte. El trabajo de llenarte de energía. El trabajo de dormir. El trabajo de meditar y de soñar.
Aunque el día no haya sido como esperabas, tampoco esperabas haber aprendido tanto ni lo bien que ha terminado el día.
Alonso Rivas Hernández
Amante del deporte y fitness. Graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte por la UPM y entrenador certificado de Cross Training nivel 4, ha competido en campeonatos nacionales y ahora guía a atletas hacia la excelencia física con una metodología respaldada por su educación y experiencia práctica.
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