Por definición el salto al cajón consiste, desde una posición estática, en realizar un brinco en vertical (y un poco hacia adelante) sobre una caja que está a una altura específica. Acabaremos sobre ella cayendo con ambos pies a la vez y terminando en una completa extensión de rodillas y cadera.
Esta sería la versión básica. Pero las opciones para variar en dificultad y en función de nuestros objetivos son infinitas. No obstante, los beneficios de todas ellas de cara a nuestra forma física son enormes. Desde luego desarrollan nuestra potencia del tren inferior, eso por descontado. Pero también nuestro equilibrio, nuestra resistencia, coordinación y velocidad.
Todo esto en un ejercicio aparentemente sencillo.