A muy pocos no les apetecería un baño con estas temperaturas. Y ya que nos mojamos, ¿por qué no hacer algo de ejercicio? Que no todo es natación, pero es cierto que saber nadar no viene mal y nunca está de más. Si llevas un tiempo en esto ya habrás presenciado Cross Training en la piscina, lago en incluso en mar abierto.
Y es que, aunque el agua es un elemento en el que el ser humano, siempre que la situación esté controlada, se suele sentir cómodo. Si la temperatura es agradable y el vaivén de las olas es ligero, el agua nos suele proporcionar muy buenas sensaciones, lo que nos ayuda a una predisposición positiva al medio. Pero cuando toca moverse dentro la cosa cambia.
Nuestros movimientos en el agua son armónicos, pero también más lentos y pesados. La resistencia natural que ofrece el medio acuático es óptima para que nuestros entrenamientos tengan un aporte de interés adicional. Igualmente, su empuje nos hará ser capaces de mover algunas cargas de una forma algo más sencilla.
Cambiar entre movimientos en superficie (fuera del agua), con movimientos de este tipo dentro del agua aportará un estrés extra a nuestro sistema respiratorio y muscular que mejorará nuestra resistencia cardiovascular.