El ego en CrossFit, y en el deporte en general, siempre ha estado ahí: en el trabajo, en los estudios, en tu día a día…porque también lo eres tú, y tu capacidad de lidiar con él y convertirlo en algo positivo.
Este deporte es un campo de cultivo perfecto para el ego, para el bueno y para el malo, porque hay de los dos. Aunque del primero se oye poco hablar. Claro, es que es difícil de conseguir, el malo sin embargo… sale solo.
Digo que el CrossFit es proclive a esta motivación porque por un lado es un deporte, por lo tanto se compite. Suele haber camaradería, por lo que la confianza nos empuja a competir aún más con los cercanos precisamente porque les conocemos, a ellos y a sus puntos fuertes y débiles.
Además el CrossFit tiene un potente atractivo visual, por lo que está muy presente en redes sociales y ahí el ego también campa a sus anchas. Con él llegan las inseguridades, y en ocasiones eso nos lleva a sacar nuestro peor lado. Ese capaz de mirar mal a otro por hacer algo bien o mal. Incluso nos puede llevar a lesionarnos solo por tratar de parecer, no de ser.
En el CrossFit como en la vida, trata de que tu ego te guíe y te empuje a ser mejor, a ayudar más, y a vivir más y mejor.
Cómo controlar y canalizar el ego
¿Deseas ganar por ser el más competitivo y el primero? Pues usa esa motivación para avanzar, para mejorar, para llegar al box 10 minutos antes y estirar y hacer movilidad. O para charlar con tus compañeros, porque quizás aprendas algo, y si aprendes siempre ganas. ¿Deseas ser el más fuerte del box? ¿El que más kilos levante? Bien, de acuerdo, pues empieza por ser humilde y trabajar duro, porque solo con ego en CrossFit y en todo, no se llega a ninguna parte, ni se levanta un solo kilo.
En sí es un lastre, una mochila pesada con una capacidad única de hacernos fracasar, al menos casi siempre. Pero al igual que una mochila pesada, también la puedes usar para que cuando te despojes de ella, lo que quede sea mejor. Usa como digo ese lastre para levantar la cabeza y no dejarte amilanar por el miedo al fracaso, o a lo inesperado. La barra antes de un RM debe imponer respeto, no miedo. Pero encararla solo con ego no hará que la levantes más fácil.
Si has seguido la programación, si apartaste esa competitividad extrema en las sesiones que había que ir al 75% y no subiste al 80 “porque te veías fuerte”. Si en los WOD más rápidos respetaste la técnica todo el tiempo que el crono estuvo en marcha, pese a que metiste más repes sin tener tan en cuenta el rango de movimiento. O si por el contrario, asistes a clases de halterofilia porque la técnica de tus compañeros era mejor y quisiste mejorar… Ahora, cuando te enfrentas a la barra antes de un RM ese ego anterior bueno y malo, forjaron este momento.
Utiliza el ego del esfuerzo
Sé tú el que decida qué ego usar ahora, el del “soy la ostia” porque me lo he currado y pienso darlo todo. O el de “soy mejor que todos estos” y la voy a levantar porque ellos son peores. Tú eliges, pero igualmente te llevarás esa mochila de nuevo a casa. Porque como decimos en el box, dejamos el ego en la puerta, pero luego antes de irse hay que recogerlo.
Y en casa, o en el trabajo, las redes sociales no ayudan, y nos comparamos, no solo con nuestros compañeros o con la élite del deporte, sino por cánones impuestos y en ocasiones autoimpuestos, que es peor aún. Queremos ser mejores que una instantánea que representa solo un microsegundo plasmado en forma de maraña de píxels. Y además, de fotografías o videos que no se corresponden ni a la realidad ni a nuestra realidad.
¿Qué lograste ayer? ¿Qué has logrado hoy? Compárate con eso. ¿Has mejorado? ¿Sí? Enhorabuena, ve a por más. ¿Cómo, que no has mejorado? Perfecto, eso es que hay que seguir trabajando. Habla con tu entrenador y coméntaselo, cuéntale tus metas, objetivos y tu nivel de compromiso y forjar una pauta de trabajo. Usa ese ego en CrossFit, el del esfuerzo. Si lo haces así me encantará entrenar a tu lado.
¡Nos vemos en el box!